Esta es una historia basada en hechos reales. Sucedió ayer por la tarde en dos viajes en autobús, uno de ida y otro de vuelta, cuando me dirigía a mi entrenamiento de baloncesto:

Era tarde y en el bus apenas había gente, por lo que me pude sentar en estos asientos de cuatro (dos hacia delante y dos hacia detrás) para estirar las piernas. Conmigo se subió un hombre extranjero, no llegué a adivinar su identidad ya que llevaba la cara prácticamente tapada y solo se le veían los ojos. Al poco de iniciar el viaje comenzó a tener una conversación por teléfono, cada vez más fuerte. Esa conversación era en el idioma materno del susodicho, pero insultaba al otro en perfecto castellano. Esto me hizo reír, pero el extranjero debió oírme, me miró y se me acercó. Mis músculos se endurecieron, quizás por el entrenamiento, no sé, pero finalmente el extranjero no me hizo nada, puede ser que solo quisiera pasear.
Me suceden tontunadas, luego soy más feliz.
Un saludo,
Servidor
No hay comentarios:
Publicar un comentario