Desde que era un tierno jovenzuelo me han encantado los chistes malos, tanto oírlos como hacerlos, sobre todo lo segundo. Fruto de ello me sugirieron el subtítulo del blog 'El Antonihumor', ya que me dijeron que si lo leías rápido parecía que ponía 'el antihumor', por los chistes malos. Y realmente no entiendo esa relación, ¿por qué los chistes malos tienen que ser lo contrario al humor?
Como sucede con la música, yo creo que los chistes denominados malos, deberían ser denominados indies, ya que son chistes que solo un grupo reducido de gente disfruta de verdad, mientras que el resto de la humanidad dicen que no tienen la calidad suficiente. Es humor diferente, estúpido, absurdo, en definitiva, tontuno, y por eso me gusta. Pero cuidado, como sucede con la música hay mucho amante del chiste indie de postureo, que cuando un chiste se hace popular o se lo cuenta otro empieza a denominarlo como 'chiste malo' de nuevo.
A continuación os quiero enseñar una pequeña muestra de este humor indie:
- Jesús ¿qué tal la última cena? ¿salió cara?
+ Qué va, salio cruz.
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- Me he echado una novia hindú.
+ ¿Y es guapa?
- Tiene su puntito.
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- Mohamed, ¿qué te parece mi nuevo salón?
+ ¡Hala, es grande!
- Deja de rezar y contéstame.
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A las tres de la madrugada un hombre llama a su médico por teléfono:
- Ay, doctor, no puedo dormir. ¿Padezco de insomnio?
+ Y que se ha propuesto usted, ¿propagar la epidemia?
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Pienso tontunadas, luego soy más feliz.
Un saludo,
Servidor