¿Alguna vez os habéis imaginado cómo es la vida de un pañuelo de papel? ¿No? Pues yo sí, y, la verdad, no es nada fácil. La vida de un pañuelo empieza cuando un folio 'exfolia' a un paquete vacío, dejándole fetos de pañuelo. Esos pañuelos crecen en el paquete y cuando ya son lo suficientemente grandes que han hinchado el paquete hasta casi reventarlo, llega un humano y los va sacando uno a uno, menos Berto Romero que los saca de dos en dos.
Una vez ha salido del paquete, el pañuelo tiene cuatro destinos principales: mocos, sangre, sudor y lágrimas. Se puede decir que tienen una vida plena, ya que se están empapando hasta que no tienen más capacidad y mueren. Porque los pañuelos mueren y tienen rigor mortis. Es por eso por lo que después de usado al tiempo se acaban poniendo duros.
Lo peor que tienen es el final. En cualquier papelera, sin sentimiento alguno ni funeral. Por favor, pensemos en la vida de los pañuelos de papel que, aunque corta, es muy plena y démosles la despedida que se merecen.
Pienso tontunadas, luego soy más feliz.
Un saludo,
Servidor.