Últimamente no estoy pasando por una racha de buena suerte, y me han llegado a decir que si estoy gafado. Mi respuesta es que no, que yo veo bien, no necesito gafas. Ante la cara de desconcierto de mi interlocutor decidí contarle el origen de los gafados.
Fue en la Italia del siglo XIII. Como en la actualidad, había gente que no veía bien, pero como no se sabía porqué se les decía que no habían tenido suerte en la vida. Una de esas personas sin suerte era un huraño inventor que habitaba en una cueva. Harto de que se rieran de él, decidió poner fin a esta situación. Configuró un aparato ensamblando dos patillas y dos lentes y creó las primeras gafas. Conforme se fue popularizando el invento, cada vez más gente anteriormente consideradas sin suerte empezó a llevar gafas. Esta revolución provocó que las gafas se empezaran a relacionar con las personas sin suerte, generando una nueva palabra: gafado.
Esta es la historia y así os la he contado. Seguramente si la comprobáis con otros diccionarios os contarán otra historia pero ¿de quién os vais a fiar de un diccionario o de un blog cuyo objetivo es poner tontunadas?
Pienso tontunadas, luego soy más feliz.
Un saludo,
Servidor.
Esta es la historia y así os la he contado. Seguramente si la comprobáis con otros diccionarios os contarán otra historia pero ¿de quién os vais a fiar de un diccionario o de un blog cuyo objetivo es poner tontunadas?
Pienso tontunadas, luego soy más feliz.
Un saludo,
Servidor.