No voy a hablar del amor al uso, sino por el apego que tenemos por unos objetos sin explicación alguna. ¿Joyas, recuerdos familiares, aparatos tecnológicos? Nada de eso, yo estoy hablando de uno de los objetos que tiene el mayor poder de atracción del mundo: el pan de los restaurantes.
Puede parecer algo insignificante, pero es algo que le ocurre a una gran mayoría de la población. Da igual si es una persona habituada a comer pan o no, al ser lo primero que te sacan, te lanzas a por él como si no hubiera un mañana porque aunque os parezca mentira a comer se va con hambre. Tampoco importa si el pan es el mejor del mundo o congelado, si es de hogaza, si te lo ponen en minibarras o simplemente a rebanadas. El pan de los restaurantes te atrae. ¿Cantos de sirena? Gritaban "tengo pan de bar" y entonces iban los marineros.
Pienso tontunadas, luego soy más feliz.
Un saludo,
Servidor.