domingo, 29 de marzo de 2015

¡VAMOS CAMPEÓN!

Ayer tuve la oportunidad de presenciar el mayor espectáculo deportivo del mundo. Sé que en este mismo blog dije que eso era la Superbowl, pero como dicen que rectificar es de sabios... (seguro que esa frase se la inventó un tonto que se equivocaba mucho para parecer más listo). Este evento deportivo fue una carrera infantil. 

Sin embargo, lejos de lo que pueda parecer, la verdadera prueba deportiva no está en los niños. Que sí, que son muy monos y es muy gracioso verlos correr, pero no focalizaron mi atención. Esta fue directamente hacia sus padres. Los niños corren con todas sus fuerzas y esto hace que sus progenitores, que los quieren arropar durante todo el recorrido, sufran mucho. Dicen que el amor de un padre no tiene límites, pero yo creo que alguno iba a cumplir esa frase literalmente e iba a echar el corazón por la boca.

Y es que pese a lo que puede parecer porque son niños, aún no tienen el cuerpo diseñado para correr mucho que se diga, hay padres que no están en buena forma. Sobre algunos el paso de la edad ha hecho estragos, ya sea porque sus huesos no les sujetan bien y los músculos no responden como antaño o porque solo en una pierna ya suman todo el peso del niño. En definitiva, viéndoles correr sí que ves el verdadero amor al deporte.

Pienso tontunadas, luego soy más feliz.

Un saludo,
Servidor.