Vamos a volver a hablar de la poca originalidad que tenemos para poner nombres a las cosas. Encima de una manera demasiado ilógica. Un claro ejemplo es que nos da por llamar maratones a todo aquello que es largo: de películas, de series...
¿En serio? ¿Un hombre corrió durante 42 kilómetros para pedir ayuda para una guerra y nosotros nos quedamos solamente con lo largo que es? ¿Dónde quedó el esfuerzo, el sentimiento, la garra? Las personas nos solemos quedar simplemente en lo superficial y eso es muy triste. ¿Qué pasa queremos hacernos los graciosos poniendo los nombres? La gracia es un don que muy pocos posemos, ya sea adquirida de forma innata o siendo completamente idiota, digo tontuno, que es la opción más común.
¿Cómo se nota que hoy no sé de qué escribir verdad? Y es que quiero ser sincero con todos vosotros: el mono que tengo contratado para que escriba esto hoy está de baja laboral, así que lo he tenido que escribir yo... No me juzguéis por ello.
Pienso tontunadas, luego soy más feliz.
Un saludo,
Servidor.